27/2/12

Con la cabeza en otro lado...

Acaba un fin de semana en el que no he parado de pensar en otra cosa: las Mojitovivencias. Los tres días que pasamos los monitores intentando arrancar el campamento de verano. Tres días en los que no ha faltado nada: chino, helados y hasta algo de Downton Abbey.


('Marcadas' las Mojitovivencias, que me he acordado mucho de ellos)

¡Cómo me acordé de todos mis compañeros del Mojito este fin de semana! ¡Cómo me gustan esas convivencias y qué pena me dio perdérmelas! Por eso les dedico la entrada de hoy.

VIERNES
El viernes me olía que no iba a ser un gran día, que no lo iba a disfrutar como se suelen disfrutar los viernes en Tafalla: llega el fin de semana, la gente se anima a salir, cenas... No. No sé por qué pero me olía que no iba a ser así.

Por la mañana decidí irme sólo porque ni Paloma ni Amaia daban señales de vida. Me fui al centro a ver si encontraba algún sitio por el que echar CV. Cuando estaba allí me llegó el mensaje: un restaurante cerca de Camdem Town. Casi acto seguido me llamó Amaia. Mismo restaurante. Media hora antes. En fin. Quedamos en Camdem Town para ir juntos (aunque entrar separados).

 (Vestidos de Gothic Lolitas, seguro que Leire U. quiere uno)

Una vez en Camdem estuvimos esperando a la tía de Amaia, Miriam, que nos iba a acompañar a las entrevistas. ¡Cómo me gusta Camdem! Es un sitio tan pintoresco y con tanta personalidad. Es un barrio muy diferente a todo lo que estamos acostumbrados en España... Yo ya había comido, pero Amaia y Miriam comieron en las motos, lo más típico de Camdem: son unas motos viejas puestas contra la pared o mirando al río a modo de sillas donde la gente come lo que se compra en los puesticos del mercadillo.

 
 (Amaia y yo en las motos y las fachadas de Camdem Town)

El lugar de la entrevista era un restaurante italiano. Estaba bastante bien, pero se notó a la legua que estaban más interesados en un chica que en un chico. Entró Amaia primero y estuvimos esperando un ratillo hasta que salió. Le habían preguntado varias cosas y le habían hecho rellenar un cuestionario. Entonces entré yo. Pregunté por el manager. Me dijeron que no me podía atender y que dejara el Cv. ¿Un minuto? Creo que menos...



Después de la entrevista me fui a casa porque había quedado con Sarai para echar algo por Liverpool St.
Nos acompañó Bea, una de sus compañeras de casa. Estuvimos riéndonos un poco en un bar de la zona (en uno un poco bohemio, la verdad) y antes de que se nos hiciera muy tarde decidimos volver a casa. Bueno, eso y que el bar se estaba convirtiendo en una discoteca por momentos.

(Cartel de la nueva obra de teatro de Cate Blanchett a la que espero poder ir. Primero: dinero para comprar la entrada)

Como veis, el viernes no fue uno de los mejores días de la semana, pero era el día de antes a mi primer trial y los nervios puede que me jugaran una mala pasada.

SÁBADO
Era el día. Mi primer trial. Gelato Mio. Me cercioré de buscar bien la dirección en internet para no liarla y poder llegar bien. Además, como os dije, nos han cerrado el metro todo el fin de semana y los viajes en bus son un poco más agonizantes.

 
(Barrio donde estaba Gelato Mio, St. John's Wood)
Me pegué casi toda la mañana nervioso. No había tenido nunca uno y no sabía qué me esperaba, qué me iban a pedir... Salí pronto de casa para evitar imprevistos y llegué bastante puntual. Demasiado. Decidí darme una vuelta por el barrio. ¡Menudo barrio! Cochazos tipo ferrari o BMW, tiendas de ropa bastante cara, gente que se veía que era de bien... ¿Iba a servir helados a gente rica? ¡Con lo impertinentes que son algunos! Al final, me arme del valor suficiente para entrar y comenzar el nuevo reto.

Camiseta naranja, delantal y placa que rezaba: "Trial". Ese era mi uniforme. Comencé limpiando mesas y sofás para acabar sirviendo helados. ¡Qué difícil! Parece que es una heladería tan sofisticada que no conocen el utensilio que hace bolas directamente. No. Tienen que utilizar una espátula con la que ablandar el helado e ir dándole forma para luego servirlo. ¡¿Cómo?! Los helados de una bola aún eran fáciles, pero el mundo de las dos bolas o tres en cucurucho estaba fuera de mi alcance. Al final de las cuatro horas, la manager me dijo que lo había hecho bien, que al principio estaba un poco tímido, pero al final bien. Que enviaría el informe a RRHH y que ya me llamarán con lo que sea. Bueno, al final no fue tan mal... Creo.

(Autofoto con el uniforme... Bueno no se ve mucho)

Quedé con Paloma y con Jorge en el centro para ir a un chino a cenar. Sí, un chino guarro buffet libre de come todo lo que puedas. Necesitábamos uno de esos. Primero llegó Paloma y estuvimos esperando a Jorge en Picadilly, donde había varios artistas callejeros y... ¡Paula Arana y Andrea Gurbindo! Me encontré con dos chicas de mi clase. Sí, en Londres, en el centro de Londres. Muy contento de haber visto a Paula, que se fue ayer domingo a España después de cinco meses por aquí. El mundo es un pañuelo.

(Con Paula y Andrea en Picadilly Circus)

El chino fue todo lo que esperábamos y más. Muchas cosas entre las que elegir, comidas exóticas que no sabíamos ni lo que eran, platos llenos como niños muertos de hambre... Una delicia poder comer así de guarro por un día, para qué engañarnos, ¿no? No era un chino de los de verdad, como diría Leire A., porque "la mesa no daba vueltas", pero da igual, seguro que me hubiera mareado si daba vueltas y y con el estómago tan lleno. Mejor así.

 
(Espectáculo callejero y uno de los platos del chino... ¡ñam!)

Cuando nos fuimos, decidimos irnos a casa. No hacía mala noche, pero yo estaba muy cansado y no sabía cuánto iba a tardar en llegar debido al dichoso metro cerrado. Por lo pronto, doce paradas de la Jubilee line (gris) hasta Stratford y de ahí en bus hasta casa. Menos mal que tengo mi libro, que si no... ¡Menudo adelanto le he dado este fin de semana! Más días así y me lo fundo antes de darme cuenta.

En casa estaban mis compañeros de piso esperándome para ver qué tal me había salido el trial. ¡Qué majos! Estuvimos hablando un rato hasta que decidimos irnos a la cama de forma unánime. ¡Qué a gusto me tiré en mi preciada cama!

DOMINGO
Estuve durmiendo hasta horas que ni me veía capaz de dormir. Llevaba varios días con cansancio acumulado y se notaba. Me pegué toda la mañana viendo series y actualizándome. Necesitaba estar unas horas quieto, tirando y sin hacer mucho más que respirar. Hasta que me llamó Sarai: estaba en Oxford Circus comprándose unos zapatos. Sí, en Londres abren todo los domingos. Quedé con ella porque esa noche llegaban Itziar y Zuriñe y teníamos que ir a esperarlas a Liverpool St.

(Una cafetería de Westminster que quiero visitar, pero sé que me clavarán un puñal)

Estaba con Bea y nos fuimos andando a ver Trafalgar Square y el Big Ben. Pero lo mejor de todo fue la gran sorpresa que me llevé. Nos encontramos con el rodaje de una serie de televisión de época. El corazón me iba a mil. ¿Y si era Downton Abbey? Nos enteramos de que no era, pero había un chico vestido con traje que me sonaba mucho. Demasiado. ¡Era Mathew Crawley de Downton Abbey! No me lo podía creer, qué raro es ver a un actor en una serie de época en la realidad. ¡Qué majo! Me saqué una foto con él. Sorpresas que te regala el día sin que te las esperes...

(Con Mathew Crawley de Downton Abbey)

Al final, llegamos a Trafalgar Sq. donde había una especie de fiesta con conciertos, pero todo en ruso. No sabíamos por qué, pero ahí que fuimos. Banderitas rusas por todos los lados y puesticos con letras cirílicas. Cuando vimos que no pintábamos mucho nos fuimos hacia Westminster, donde está el Big Ben. Sarai y Bea no lo habían visto todavía en un mes y tres semanas que llevan. Sí, yo tampoco me lo podía creer. Bueno, de Sarai sí que me lo podía esperar, la verdad (guiño, guiño).

 
(Yo con Bea en Trafalgar Sq. y la plaza de noche)


 
(Cuenta atrás para los JJOO y Sarai con Bea delante de una pantalla gigante)

Al final acabamos cenando en un Pizza Express donde pedimos dos pizzas: una buenísima de cuatro quesos y otra no tan buena y un poco (mucho) picante. Parece que no acabo de acertar nunca en este sitio. Las gargantas nos ardían por culpa de unos tomatitos del demonio fundidos a fuego lento en los hornos del inframundo y preparados a conciencia para hacer arder cualquier garganta. ¿Cómo se llaman? No sé, no os puedo evitar malos tragos si vais a un Pizza Express, pero sólo se nos ocurre a nosotros pedirnos una pizza con nombre de volcán: Etna. Sí, más claro agua, pero no nos dimos cuenta.

 (Pizza Express y Bea y Sarai haciendo frente a Etna)

Y después de esto, llegó la espera. La larga espera. Esa espera interminable hasta la llegada de nuestras amigas. Una espera en la que volvimos a cenar (menos cantidad), bailamos claqué en medio de la estación de Liverpool St., paseamos por todo Oxford Circus, nos recorrimos todas las paradas de un metro entero, íbamos de bar en bar cerrándolos a nuestro paso... en fin, que se nos hizo eterna. Y es que, ¿a quién se le ocurre llegar a Londres a las 23.30 de la noche? A ellas. ¿Por qué? Porque era más barato, obvio... El problema es que Londres a partir de las nueve de la noche se para y deja de tener vida en muchos sitios. Y al final llegaron. La verdad es que nos hizo muchísima ilusión, no puedo negarlo. Nos montamos en el bus, nos actualizamos un poco y nos despedimos hasta hoy, que nos volveremos a ver en breve.

 
(Tienda de chuches en la que entramos y me sablaron por todo los lados)

 (Sarai en el memorial de los niños judios de la II GM y... ¿me veis? Parezco uno más)

Finaliza un fin de semana y comienza una nueva semana. No sé qué me deparará. Por lo pronto, dos días con Itziar y Zuriñe y la llamada de Gelato Mio. ¡Ya os iré contando todas las novedades por aquí!

PD: AL final he podido subir las fotos porque Itziar y Zuriñe han cerrado la puerta de la habitación de Sarai con las llaves dentro y han tenido que esperar a la agencia para que la abriera. Acaban de llegar y ya se han hecho notar... ¡Lo que nos espera!

2 comentarios:

  1. Iñaki!!! Visto que te quejas que tu viernes notabas que iba a ser largo y aburrido quiero que sepas que el nuestro también lo fue. Sí, el viernes estábamos a las 20:30 en casa y ya no volvíamos a salir. Indignada que estoy. El sábado preveíamos que iba a ser más de los mismo, y así fue. Sólo 6 nos dignamos a salir a cenar y todo esto con bufamientos públicos incluidos. Y para colmo, el domingo salimos a las 18:30 y sólo estuvimos 4. Me cambias tu fin de semana ahora?

    Goi

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  2. Pobre Goi! La verdad es que sé lo aburridas que son esas situaciones... Pero bueno, seguro que la cosa va cambiando!

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